viernes, 6 de abril de 2012

Mucho después que antes

Y ahí estabas, como antes, pero mucho después.

No llevabas ninguna de esas camisetas que siempre te decía que te quedaban pequeñas, ni me mirabas ni me aguantabas la mirada y solo querías acabar. Conmigo. Con ese nosotros que nunca escribimos.

Y ahí estabas, mucho después, diciéndome que de verdad habías sentido algo, diciéndomelo ahora, cuando ya no quedaba nada. Diciéndomelo ahora, cuando yo ya no podía hacer nada. Allí, en ese lugar en el que nunca nos besamos, me decías que tú sí habías conseguido olvidar algo que yo nunca creía que pudieras recordar.

Entonces, en este mucho después que es ahora, yo aún recuerdo las noches de verano, los besos furtivos, los libros, el olor a ti en mi piel. Esa sensación pegajosa de permanente alerta no fuera a reventar una caja a la que estaba pidiendo demasiado. El miedo constante a concederte lo que nunca creí que quisieras más que como trofeo. Las alambradas, las canciones y todas las noches que quise dormir contigo y no lo hice. Mi huida final, en otra cama, solo por sentir la evidencia de tener aún el control. La certeza, después, ya tarde, de no tenerlo. Y justo antes del estallido final, las ganas de besarte.

Ahora, cuando ya es mucho después, da igual que tenga a mis pies una caja hecha añicos. Ahí estabas, como antes, para decirme que nada volvería atrás, que nada avanzaría tampoco. Tú y yo quedábamos congelados en un abismo en el que el tiempo no serviría de nada, como no nos sirvió nunca antes.

Solo que ya no era antes, sino mucho después.

Sonando: “La chispa adecuada” de Héroes del silencio

No hay comentarios:

Publicar un comentario